Mis historias

PACO LA PUERTA

Al fin abrí los ojos y miré en un charco de agua. Mi cara estaba hecha con metal duro y me sentí fuerte. Además tenía rejillas por las cuales a veces pasaban los pájaros y me hacían cosquillas.

Por Abel Regueiro Baños
En este tiempo me sentí muy contento porque al otro lado había un gran campo colorido, hasta que un día miré hacia allí y vi que todo estaba oscuro y tenebroso. También vi sepulcros, algunos en forma de cruz. Me puse de los nervios. Más tarde llegaron unos hombres que traían algo, me abrieron con unas llaves y me hicieron reír. Entraron, cavaron un hoyo, metieron ese algo dentro, supuse que era un ser vivo  y me puse a llorar hasta formar un lago.

Muchas veces me sentía muy, pero que muy solo y hablaba con mi reflejo que salía del charco, pero no era igual que cuando hablaba con los pájaros del campo.

Mucho tiempo después, instalaron un museo. La puerta se llamaba Rocio, era grande y de color amarillento. Todos los días hablábamos sobre algunas cosas.

A veces pensábamos en viajar, pero no podíamos.
Pasaron años y nos jubilamos y nos llevaron a una fábrica donde nos convirtieron en libros y, al fin, conseguimos viajar a donde queríamos.

DESCRIPCIÓN DE PACO:

Es calvo, metálico, tiene rejillas. Hay veces que es muy sensible; otras veces chistoso y, muchas veces, es muy charlatán. Siempre está sonriendo, es alto. Muy amable y cuesta mucho que se enfade.

Escrito por Abel Regueiro Baños en diciembre de 2013, publicado el 25 de marzo de 2014.

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